miércoles, 5 de noviembre de 2014

ISTRUCCIONES A LOS SIRVIENTES

Instrucciones a los sirvientes.
Cuando tu amo o tu señora llamen a un sirviente por su nombre, si ese sirviente no se halla presente, ninguno de vosotros ha de responder, pues entonces vuestras cargas no tendrán fin, y los propios amos reconocen que es suficiente con que cada sirviente acuda cuando es llamado.
Cuando hayas cometido una falta, muéstrate siempre insolente y descarado, y compórtate como si fueras la persona agraviada; eso minará de inmediato la moral de tu amo o señora.
Si ves que otro sirviente causa un mal a tu amo, no dejes de ocultarlo, no vaya a ser que te acusen de chivato. No obstante, existe una excepción en el caso de un sirviente favorito, que es merecidamente odiado por toda la familia, al que la prudencia obliga, por tanto, a atribuir todas las faltas que pueda al favorito.
La cocinera, el mayordomo, el mozo de cuadra, el criado que va al mercado, y todos los demás sirvientes que participan en los gastos de la familia deben actuar como si todo el patrimonio de su amo tuviera que dedicarse al ámbito particular de ese sirviente. Por ejemplo, si la cocinera calcula que el patrimonio de su amo asciende a mil libras al año, llega a la razonable conclusión de que con mil libras al año se puede comprar carne suficiente y que, por tanto, no tiene por qué ahorrar; el mayordomo realiza la misma estimación, y también el mozo de cuadra y el cochero, y así lo gastaréis todo mientras honráis a vuestro amo

“Instrucciones a los sirvientes puede leerse como un documento clave en la larga, cómica y ladina historia de irreverencia irlandesa en que están incluidos Sterne y Sheridan y Wilde, Joyce y Beckett y Flann O’Brien. Esta tradición no se apoya en la originalidad del argumento ni tampoco en la calidad del ingenio, sino en lo lejos que el creador está dispuesto a llegar para neutralizar la monotonía de un libro de instrucciones, por ejemplo, o lo previsible de un día cotidiano, mediante la pura energía de las frases en su estructura dinámica y su tono, la calidad de la observación de las cosas pequeñas, la descarada elección de detalles

Biografía

Jonathan Swift fue educado por su tío Godwin, ya que su padre falleció antes de que él naciera. Durante su niñez, vivió en medio de una gran pobreza. Estudió en el Trinity College de su ciudad natal. Concluidos sus estudios, se trasladó a Leicester para estar junto a su madre, Abigail Erick. Pronto se le presentó la oportunidad de trabajar como secretario del famoso político inglés sir William Temple, escribiendo para él y llevándole sus cuentas, para lo que se trasladó a Moor Park en Surrey, Inglaterra, en 1689. A medida que pasaba el tiempo, crecía la confianza de Sir William en su empleado, por lo que éste llegó a tener conocimiento de asuntos de gran importancia, siendo incluso presentado al rey Guillermo III.
Cuando Swift se mudó a Moor Park, encontró allí a una niña de ocho años, hija de un comerciante llamado Edward Johnson, quien falleció joven. Algunas fuentes aseguran que era en realidad hija ilegítima de Temple.1 Según el propio Swift, la niña, Esther Johnson, nació el 18 de marzo de 1681. Más tarde reaparecería en la vida de Swift con el nombre de Stella.
Hacia 1694, Swift estaba aburrido de su trabajo, y viendo que Temple, quien valoraba sus servicios, no tenía prisa en promocionarle, abandonó Moor Park y volvió a Irlanda para ingresar en la Iglesia.1 Tras su ordenación, obtuvo el prebendado de Kilroot, en las cercanías deBelfast. En mayo de 1696, Temple convenció a Swift de que regresara a Moor Park para ayudarle a preparar sus memorias y sus cartas, con vistas a su publicación. Allí se reencontró con la niña de antaño, convertida en una joven de 15 años. Durante este tiempo, Swift escribió su primera obra, La batalla entre los libros antiguos y los modernos, que, sin embargo, no se publicó hasta 1704.
Swift permaneció con Temple hasta la muerte de éste, en enero de 1699. En el verano de ese año, recibió y aceptó la secretaría y capellanía del conde de Berkeley; mas al llegar a Irlanda se encontró con que la secretaría ya había sido ocupada por otro. De todos modos, se hizo cargo de las iglesias de Laracor, Agher y Rathbeggan y con el prebendado de Dunlavin, en la Catedral de St. Patrick en Dublín. En Laracor, a 4 kilómetros de Trim y 32 de Dublín, Swift predicó ante una congregación de tan sólo 15 personas, lo que le permitió cultivar su jardín y dedicarse a la reconstrucción de la vicaría.
Jonathan Swift

Nacimiento30 de noviembre de 1667
Dublín
Defunción19 de octubre de 1745
(77 años)
NacionalidadIrlandés
OcupaciónEscritor
Lengua de producción literariaInglés
Obras notablesLos viajes de Gulliver
Una modesta proposición

lunes, 3 de noviembre de 2014

LAS OLAS (VIRGINIA WOOLF)

Las olas ha sido considerada una de las cumbres de la literatura del siglo XX, y su influencia sigue repercutiendo en la novela de nuestros días.
Las olas teje el contrapunto de seis voces que evocan con intensidad los recuerdos de la infancia y la primera adolescencia desde el distanciamiento de la edad madura. Diálogos, emociones, pensamientos, sensaciones, todo fluye en un solo tapiz de delicado y minucioso trazo que evoca, como indica el título, el flujo y reflujo constante y eterno, pero siempre mudable, del mar.
Las olas es sin duda la obra por excelencia de Virginia Woolf, y si ella ha quedado como una de las creadoras más vigentes de su tiempo, esta novela sigue siendo su obra más emblemática.
La vida y la obra de Virginia Woolf no han dejado de despertar el interés de escritores, biógrafos, ensayistas, críticos literarios y cineastas muy diversos, y Nicole Kidman fue premiada en los BAFTA, Los Globos de Oro y los Oscar por su interpretación de la escritora en Las horas.
No hay duda de que es una de las escritoras del siglo xx más ampliamente valoradas y conocida.
                                tapa del libro: Las Olas
(Adeline Virginia Stephen; Londres, Reino Unido, 1882 - Lewes, id., 1941) Escritora británica. El nombre de Virginia Woolf figura junto con el de James Joyce, Thomas Mann o Franz Kafka entre los grandes renovadores de la novela moderna. Experimentando con la estructura temporal y espacial de la narración, perfeccionó en sus novelas el monólogo interior, procedimiento por el que intenta representar los pensamientos de un personaje en su forma primigenia, en su fluir inconsciente, tal y como surgen en la mente. Algunas de sus obras más famosas, como La señora Dalloway (1925), Al faro (1927) o Las olas (1931), ejemplifican este recurso mediante un poderoso lenguaje narrativo en el que se equilibran perfectamente el mundo racional y el irracional.
Woolf fue además pionera en la reflexión sobre la condición de la mujer, la identidad femenina y las relaciones de la mujer con el arte y la literatura, que desarrolló en algunos de sus ensayos; entre ellos, destaca por la repercusión que posteriormente tendría para el feminismo Una habitación propia (1932). No sólo abordó este tema en los ensayos, sino que también lo hizo en novelas como la inquietante y misteriosa Orlando(1928), en la que se difuminan las diferencias entre la condición masculina y la femenina encarnadas en el protagonista, un aristócrata dotado de la facultad de transformarse en mujer.
Virginia Woolf
Hija de sir Leslie Stephen, distinguido crítico e historiador, Virginia Woolf creció en un ambiente frecuentado por literatos, artistas e intelectuales. Tras el fallecimiento de su padre, en 1905, se estableció con su hermana Vanessa -pintora que se casaría con el crítico Clive Bell- y sus dos hermanos en el barrio londinense de Bloomsbury, que se convirtió en centro de reunión de antiguos compañeros universitarios de su hermano mayor, entre los que figuraban intelectuales de la talla del escritor E. M. Forster, el economista J. M. Keynes y los filósofos Bertrand Russell y Ludwig Wittgenstein, y que sería conocido como el grupo de Bloomsbury. Elementos comunes de esta heterogénea elite intelectual fueron la búsqueda del conocimiento y del placer estético entendidos como la tarea más elevada a que debe tender el individuo, así como un anticonformismo político y moral.

frankenstein mary shelley

Robert Walton abandona Inglaterra, su país natal, en dirección al Polo Norte y con el propósito de explorarlo. Reúne para ello al grupo de hombres que constituirá su tripulación. Mas esta tarea resulta harto complicada debido al peligro que acecha incesantemente en esos inhóspitos parajes. Una vez conformada la cuadrilla emprende el duro viaje. Cuando están ya llegando al Polo, y las condiciones comienzan a hacerse completa-mente insufribles, encuentran en su camino a un extraño personaje que viaja sobre un trozo de hielo navegando por un mar de aguas congeladas. El hombre es rescatado de entre las aguas y subido a bordo del barco, y es entonces cuando el Doctor Frankenstein comienza su aterrador e insólito relato.
De origen ginebrino y nacido en el seno de una familia bastante acomodada, la infancia del Doctor Frankenstein transcurrió feliz. Desde muy joven se interesó por los secretos que la naturaleza albergaba en su interior. Sus investigaciones se encaminaban hacia la metafísica y los secretos físicos del mundo. Durante años se dedicó a estudiar a Cornelius Agripa, a Paracelso, a Alberto el Grande. Pronto nació en su interior el deseo de deducir las causas últimas, de superar las murallas que impiden a los hombres penetrar en los reductos de la naturaleza, de hallar la fórmula para liberar al organismo humano de la enfermedad haciendo así del hombre un ser invulnerable a todo excepto a la muerte violenta. Era su intención estudiar las fuerzas desconocidas y revelar al mundo los misterios de la creación. Con estas pretensiones abandonó Ginebra y se trasladó a Ingolstadt con el fin de instruirse allí acerca de los avances de la ciencia. Uno de los fenómenos que más le interesaban era la composición de la estructura humana y la de todos los animales vivos.
Una y otra vez se interrogaba acerca del origen de la vida. Para ello se consagró a la investigación de la composición natural y los procesos de corrupción del cuerpo humano tras el fallecimiento, ya que sólo introduciéndose en el estudio de la muerte se hallaría en condiciones de penetrar los misterios de la vida. Una vez hubo reunido los conocimientos necesarios decidió que se hallaba en condiciones de realizar el proyecto que desde el primer momento se había planteado: crear un ser humano. Si conseguía animar la materia inerte, luego le sería posible rescatar a la vida a los cuerpos ya muertos. Y fue así como, violando los secretos de la naturaleza humana, consiguió crear lo que desde un principio se había propuesto. Mas, una vez hubo llevado a cabo su empresa exitosamente, una gran repulsión hacia su obra se apoderó de él y salió corriendo despavorido de la habitación en la que se hallaba su creación. Tras ello cayó en un estado harto peligroso para su salud y, una vez recuperado, decidió volver a Ginebra junto a su familia. Mas cuando llegó a su destino recibió la noticia de que su hermano menor había fallecido en extrañas circunstancias. Un sentimiento de temor invadió al Doctor Frankenstein, y comenzó a sospechar que el autor de tan malévolo crimen pudiera ser la criatura cuyo autor había sido tiempo ha.

Víctor nace al final del siglo XVIII en la ciudad italiana de Nápoles, hijo de Alphonse Frankenstein, un influyente hombre político ginebrino, perteneciente a un rico y antiguo linaje nobiliario, y de Caroline Beaufort Frankenstein, la que murió por la escarlatina cuando él era joven. Víctor tiene dos hermanos pequeños: William, el más pequeño, fue asesinado por su creación, y Ernest, el mediano, quien quería unirse al Servicio de Extranjería como un "verdadero ginebrino". Víctor se enamoró de su hermana adoptiva, Elizabeth Lavenza (en un texto de 1818 su prima biológica, hija de la hermana de su padre y de un noble italiano; en una revisión de 1831, una rubia nacida entre gitanos a quien su madre adoraba).
Como cualquier joven, Frankenstein fue influenciado por alquimistas como Enrique Cornelio Agripa de Nettesheim, Paracelso, y Alberto Magno, con intenciones de descubrir el fabuloso "elixir de la vida". Poco después, pierde el interés tanto de esta búsqueda como de la ciencia, en general, tras observar los restos de un árbol al ser golpeado por un relámpago. Sin embargo, en la Universidad de Ingolstadt, Frankenstein desarrolla una fuerte pasión por la química. Se obsesiona con la idea de crear la vida en materia inanimada por técnicas artificiales, con lo que abandonó la escuela para perseguir este objetivo durante los próximos dos años.
Creó una criatura con aspecto humanoide, quizás cosiendo los pedazos de cadáveres humanos, quizás por el empleo de una sustancia química, o la combinación de ambas (él evita la pregunta tres veces cuando se le pregunta, aunque el hecho que él notó el relámpago que abate un árbol en su niñez sea una pista importante), Frankenstein finalmente lo trae a la vida sólo para ser rechazado y aterrorizado por su fealdad monstruosa. Él, tras su estrepitoso fracaso, abandona, y su creación escapa, desaparece y pronto emprende un viaje de venganza que causa las muertes de varios miembros de la familia Frankenstein y amigos.
Frankenstein persigue "al demonio" (es como llama a su creación) hacia el Ártico con la intención de destruirlo; en última instancia falla en su misión, sin embargo, y después de contar la historia al capitán y a los exploradores del barco que le recogieron, muere. Su monstruo, tras descubrir la muerte de su creador, termina la novela vencido por el dolor y prometiendo acabar con su propia existencia.
ARGUMENTO :

FRANCESCO PETRARCA, Soneto a Laura.


Francesco Petrarca nació en Arezzo en 1304. Contaba con ocho añoscuando se instaló con sus padres en Avíñón (Provenza, Francia), donde por entonces residía la corte papal. En esta ciudad y en sus alrededoresvivió largas temporadas durante su juventud, interrumpidas por susestancias en Montpellier y en Bolonia para estudiar Leyes. Fue tambiénen Aviñón donde, en 1327, conoció a Laura, de quien se enamoróinstantáneamente y que sería para siempre la inspiradora de toda su poesía amorosa. Al parecer, Laura nunca aceptó de Petrarca más que untrato de cordial espiritualidad. La distancia que siempre mantuvieron nofue suficiente para apagar en el poeta el ardor amoroso; por ello recibirácon gran dolor, en 1348, la noticia de que Laura había muerto como unade las miles de víctimas de la peste que asolaba Europa desde al añoanterior. En 1330 recibió órdenes menores para poder vivir deldesempeño de cargos eclesiásticos, con los que disponer de cierto ocio para dedicarse a las letras.Petrarca viajó incansablemente por Italia y por numerosas ciudadeseuropeas. En sus viajes entabló amistad con muchas personalidades dela cultura de la época, entre ellas, la que le unió inquebrantablementecon Giovanni Boccaccio. En 1341 recibió el más lato galardón que podía esperar un poeta: fue coronado por el Senado romano como poetaexcelso, distinción de la que siempre se enorgulleció. Tuvo dos hijosnaturales, Giovanni y Francesca, tal vez de la misma mujer, de la que nose tienen datos.Dedicó la mayor parte de su vida a la labor filológica de recuperar ydivulgar a los clásicos latinos, así como a su propia creación literaria, lacual sometió a constante revisión. Cultivó tanto la literatura en latíncomo en italiano: en lengua vulgar escribió dos obras, el Cancionero ylos Triunfos, un largo poema alegórico-narrativo en el que Petrarcasiguió la estela de la Divina Comedia de Dante. Escrito igualmente entercetos encadenados, el poema se divide en seis triunfos (el del amor, el pudor, la muerte, la fama, el tiempo y la eternidad). Esta organizaciónmuestra claramente el sentido transcendental del poema, planteadocomo un largo itinerario hacia la divinidad. Murió en Arquá, a pocoskilómetros de Padua, en 1374
                                                                   


Paz no encuentro ni puedo hacer la guerra,
y ardo y soy hielo; y temo y todo aplazo;
y vuelo sobre el cielo y yazgo en tierra;
y nada aprieto y todo el mundo abrazo. 

Quien me tiene en prisión, ni abre ni cierra,
ni me retiene ni me suelta el lazo;
y no me mata Amor ni me deshierra,
ni me quiere ni quita mi embarazo. 

Veo sin ojos y sin lengua grito;
y pido ayuda y parecer anhelo;
a otros amo y por mí me siento odiado. 

Llorando grito y el dolor transito;
muerte y vida me dan igual desvelo;
por vos estoy, Señora, en este estado.

                                                                              ARGUMENTO:

A SANGRE FRIA

Esta crónica del novelista estadounidense Truman Capote, publicada en 1966, es un largo y detallado documental acerca de un múltiple asesinato y de la captura y confesión de sus autores, así como de su condena y ahorcamiento seis años después. Capote, a quien siempre le gustó representar el papel de mascota histriónica ante la prensa y la alta sociedad norteamericanas, se autoproclamó muchas veces como el escritor vivo más importante del mundo y como el creador de un género literario: la non-fiction novel ("novela de no-ficción" o "novela periodística").
Mezcla de la inventiva del reportaje verídico con la inventiva de la ficción, A sangre fría es una seductora versión de los asesinatos cometidos por dos sociópatas en el estado de Kansas. El 15 de noviembre de 1959, en Holcomb, un pueblecito de Kansas, los cuatro miembros de la familia Clutter (un agricultor, su esposa y dos hijos) fueron salvajemente asesinados en su casa. Los crímenes en apariencia carecían de cualquier motivo, y no había ninguna pista clara para encontrar a los asesinos.
Capote, al conocer la noticia, decidió investigar por su cuenta las circunstancias que perturbaron la tranquilidad de aquella casa la noche del 14 de noviembre. Pasó seis años escuchando: cientos de entrevistas a vecinos, a los policías encargados del caso, a los amigos íntimos de la familia Clutter; en total, más de seis mil folios de información. Finalmente se detuvo a los culpables: dos jóvenes estafadores y pequeños ladrones, Dick Hickock, de veintiocho años y Perry Smith, de treinta y uno. Cuando los asesinos fueron atrapados y encarcelados, la amistad que entabló con ellos le permitió ejecutar una detallada reconstrucción de sus vidas. El 14 de abril de 1965, Perry Smith y Dick Hickock fueron ahorcados, tras haber sido declarados culpables de linchar a una familia cuya fortuna no llegaba a los 50 dólares.
                                 
                                                       Fotogramas de A sangre fría (1967),
                                               filme basado en la obra de Truman Capote
                                     
En su último paso por la cárcel, Dick Hickock había escuchado el relato que le hizo otro preso de la gran fortuna de Clutter, hombre piadosísimo, querido y respetado en Holcomb por su desprendida bondad y antes miembro de la Junta de Crédito a la Agricultura, en la administración de Eisenhower. Hickock se puso de acuerdo con Perry Smith, otro antiguo penado amigo suyo, mestizo de blanco y de indio cheroqui. Ninguno de los dos había visto a sus víctimas hasta la noche del crimen.
Cometida la matanza, sólo consiguieron llevarse cuarenta o cuarenta y cinco dólares (Hickock no lograba recordar la cantidad exacta), que fue todo el dinero hallado en la granja. Además de asesinar a Herbert Clutter, acabaron con la vida de su esposa Bonnie, de su hija de dieciséis años, Nancy, y de su hijo de quince, Kenyon; ambos adolescentes eran brillantísimos estudiantes, joviales y apreciados en la minúscula comunidad. Sólo la madre parecía haberse reservado cuanto de negativo hubiese en aquella familia, tan prosaica como típicamente americana. Devorada por las depresiones, de ella dijo un corresponsal de Newsweek que acaso aceptó su brutal e imprevista muerte como una liberación.
Aunque Truman Capote narre en tercera persona e infunda a su obra un tono documental y objetivo, el libro no deja de revelar su descubrimiento personal de la complejísima naturaleza de aquellos asesinos. Ambos son fascinantes combinaciones de talento y de estupidez, de salvajismo y de sensibilidad. También de puritana y reprimida pederastia, por parte del mestizo. Indignado, Perry Smith no tolera que Dick Hickock viole ni moleste a Nancy Clutter y habla con la muchacha de poesía y de pintura, antes de volarle la cabeza él mismo de un escopetazo. También acomoda al padre con una almohadilla debajo de la nuca, cuando va a degollarlo con un machete.

Biografía

Nacido como Truman Streckfus Persons, hijo de Lillie Mae Faulk, adoptaría el apellido del segundo marido de su madre, un cubano llamado Joe García Capote. Durante su niñez vivió en las granjas del sur de los Estados Unidos y, según sus propias palabras, empezó a escribir para mitigar el aislamiento sufrido durante su infancia. Estudió en el Trinity School y en la St. John's Academy de Nueva York. A los 17 años consiguió un trabajo para la revista The New Yorker que consistía, según él, en «seleccionar tiras cómicas y recortar periódicos». Con 21 años abandona la revista y publica un relato –Miriam- en la revista Mademoiselle, que le hace acreedor al Premio O’Henry. La crítica lo aplaude sin reservas y lo considera un discípulo de Poe. En 1948, a los 23 años, publica su primera novela, Otras voces, otros ámbitos, una de las primeras en las que se plantea de forma abierta el tema de la homosexualidad. Otras novelas suyas serían: El arpa de hierba (1951) ySe oyen las musas (1956), además de la famosa Desayuno en Tiffany's (1958), que también sería adaptada al cine por Blake Edwards, conAudrey Hepburn en el papel de Holly Golightly.
En 1966 escribe A sangre fría que será su trabajo más celebrado. Con ella acuñaría el término non-fiction-novel, creando un referente para lo que luego sería el nuevo periodismo estadounidense. La novela, publicada tras 5 años de intensa investigación, cuenta el suceso real del asesinato de la familia Clutter, y es llevada al cine en 1967 por Richard Brooks. Del libro se venderían más de trescientos mil ejemplares, permaneciendo en la lista de los libros más vendidos del New York Times durante treinta y siete semanas.
Sus relaciones con el cine se extendieron además a la escritura de guiones, entre los que destaca el de ¡Suspense!, de Jack Clayton (1961). Incluso interpretó un papel en Un cadáver a los postres (Robert Moore, 1976).
ARGUMENTO:
Narra la historia de una familia adinerada los Clutter que es brutalmente asesinada por dos manes sin ningún motivo aparente  A lo largo del libro el lector ira conociendo a los personajes, tanto a los cuatro miembros de familia asesinada como a los propios asesinos. El autor hace un recorrido por las vidas de estos y muestra sus pensamientos, así como las razones que directa o indirectamente les llevaron a cometer tan cruel asesinato sin ningún tipo de remordimiento y con una total “ sangre fría”.

EN BUSCA DEL TIEMPO PERDIDO (MARCEL PROUST)

En busca del tiempo perdido no es una novela editada en un solo volumen, sino que se compone de siete partes, publicadas en forma sucesiva a lo largo de 14 años, tres de ellas luego de la muerte de su autor. Marcel Proust prácticamente se recluyó en su casa para escribirlas entre 1908 y 1922, el año de su fallecimiento. La primera parte, llamada Por el camino de Swann, tuvo que ser costeada por el propio Proust, ante el poco interés de las editoriales. Sin embargo, su éxito fue inmediato, y la segunda parte ( A la sombra de las muchachas en flor) fué publicada por Galimard y ganó el prestigioso premio Goncourt en 1919.
En busca del tiempo perdido pretende reproducir los recuerdos de un joven escritor francés de comienzos del siglo XX, y retrata la vida de la clase alta parisina, sus vivencias e inconsistencias. Posee un claro contenido autobiográfico, pues la gran mayoría de sus personajes son inspirados en la propia familia, amigos y conocidos de Proust.
                                                          en-busca-del-tiempo-perdido- - Editorial Lumen España
                                           BIOGRAFÍA:
Proust nació en una familia judía acomodada y cultivada (su padre era un médico de renombre internacional y su madre una mujer muy cultivada) y siempre estuvieron cubiertas sus necesidades materiales durante toda su corta vida. Fue un niño hiperprotegido por una notoria fragilidad de salud, estado que lo acompañaría durante el resto de su vida, generalmente en forma de ataques de asma, hasta sus últimos años de encierro y su temprana muerte a los cincuenta y un años.
Ya de joven comenzó a frecuentar los salones aristocráticos, lo que le permitió conocer a toda clase de literatos y artistas y, al mismo tiempo, le valió una fama de snob sobre la que André Gide, escritor y editor de la Nouvelle Revue Française, se fundaría más tarde para rechazar el manuscrito de À la recherche... casi sin leerlo.1 Se sirvió de la fortuna familiar para vivir sin trabajar y dedicarse a escribir, aunque sin ningún éxito por más de veinte años; en ese tiempo, sólo consiguió escribir una novela que nunca concluyó y que no publicó, además de artículos y traducciones que no recibieron demasiada atención.
En 1907, comenzó la que sería la primera parte de su gran novela y que titularía Por el camino de Swann (Du côté de chez Swann), publicada en 1913 a cuenta del autor. La segunda parte, A la sombra de las muchachas en flor (À l'ombre des jeunes filles en fleur) obtuvo elPremio Goncourt en 1919, primer reconocimiento de cierta notoriedad que Proust recibió cuando le quedaban sólo tres años de vida. Muy enfermo, dedicó esta última etapa exclusivamente a terminar su obra maestra, encerrado en su casa y sin ver casi a nadie. Sin haberla acabado, murió en noviembre de 1922 de una bronquitis mal curada. Su hermano tomaría a su cargo la edición de los manuscritos, que fueron apareciendo uno a uno hasta que en 1927 se publicó el tomo séptimo y final: El tiempo recobrado
Marcel Proust 1900-2.jpg

EL CUERVO (POEMA) DE EDGAR ALLAN


es un poema narrativo escrito por Edgar Allan Poe, que fue publicado por primera vez en 1845 y constituye su composición poética más famosa, ya que este poema lo hizo reconocido internacionalemente. Son notables su musicalidad, el lenguaje estilizado y la atmósfera sobrenatural que logra recrear. El poema narra la misteriosa visita de un cuervo parlante a la casa de un amante afligido, y del lento descenso hacia la locura de este último. El amante, que a menudo se ha identificado como un estudiante, llora la pérdida de su amada, Leonor. El cuervo negro, posado sobre un busto de Palas, parece azuzar su sufrimiento con la constante repetición de las palabras «Nunca más» (Nevermore). En el poema, Poe hace alusión al folclore y a varias obras clásicas.
Poe afirmaba haber escrito el poema de forma muy lógica y metódica. Su intención era crear un poema que pudiese gustar tanto a las clases populares como a las personas de gusto más refinado, como explica él mismo en el que fue su siguiente ensayo: la Filosofía de la composición El poema se inspira parcialmente en la figura del cuervo parlante de la novela Barnaby Rudge de Charles Dickens.Poe toma prestados el complejo ritmo y la métrica del poema «Geraldine», de Elizabeth Barrett.
La publicación de El cuervo, el 29 de enero de 1845 en el diario New York Evening Mirror, convirtió a Poe en un personaje muy popular en su época. Pronto se hicieron reimpresiones, parodias y versiones ilustradas del poema. Aunque algunos críticos mantienen opiniones diversas acerca de su valor literario, el poema sigue siendo una de las composiciones más famosas que se han escrito en lengua inglesa.
                                                               
El narrador se convence de que esa única palabra, que puede decir “nunca más”, posiblemente adquirida de un viejo amo con mala suerte, es lo único que puede decir. Aún así, el protagonista coloca su silla justo enfrente del cuervo, determinado a saber más sobre él. 

Se queda pensando por un momento, sin decir nada, pero su mente lo lleva de nuevo a recordar la perdida de su amada Leonor. Piensa que el aire se vuelve cada vez más denso y siente la presencia de ángeles. 

Confuso empieza a relacionar la supuesta presencia de los ángeles con la aparición del ave, el protagonista se pone furioso, llamando al cuervo -cosa del demonio- y -profeta-. Mientras el hombre grita ante el cuervo, este sólo le responde “nunca más”. Finalmente, le pregunta al animal si él se encontraría con Leonor en el cielo. 

Cuando responde con su típica frase “nunca más”, grita y le ordena al cuervo regresar de donde vino y el protagonista se refiere a este lugar como la “Ribera Plutónica” pero el cuervo este jamás se mueve de la posición en la que se encontraba . 

La conclusión final del narrador es que su alma está atrapada bajo la sombra del cuervo y que será liberada “nunca más”.

BIOGRAFÍA:
Edgar Allan Poe (Boston, Estados Unidos, 19 de enero de 1809 – Baltimore, Estados Unidos, 7 de octubre de 1849) fue un escritorpoeta,crítico y periodista romántico estadounidense, generalmente reconocido como uno de los maestros universales del relato corto, del cual fue uno de los primeros practicantes en su país. Fue renovador de la novela gótica, recordado especialmente por sus cuentos de terror. Considerado el inventor del relato detectivesco, contribuyó asimismo con varias obras al género emergente de la ciencia ficción. Por otra parte, fue el primer escritor estadounidense de renombre que intentó hacer de la escritura su modus vivendi, lo que tuvo para él lamentables consecuencias.
Fue bautizado como Edgar Poe en Boston, Massachusetts, y sus padres murieron cuando era niño. Fue recogido por un matrimonio adinerado de Richmond, Virginia, Frances y John Allan, aunque nunca fue adoptado oficialmente. Pasó un curso académico en laUniversidad de Virginia y posteriormente se enroló, también por breve tiempo, en el ejército. Sus relaciones con los Allan se rompieron en esa época, debido a las continuas desavenencias con su padrastro, quien a menudo desoyó sus peticiones de ayuda y acabó desheredándolo. Su carrera literaria se inició con un libro de poemas, Tamerlane and Other Poems (1827).
Edgar Allan Poe portrait B.jpg
POEMA:
Una vez, al filo de una lúgubre media noche,
mientras débil y cansado, en tristes reflexiones embebido,
inclinado sobre un viejo y raro libro de olvidada ciencia,
cabeceando, casi dormido,
oyóse de súbito un leve golpe,
como si suavemente tocaran,
tocaran a la puerta de mi cuarto.
“Es —dije musitando— un visitante
tocando quedo a la puerta de mi cuarto.
Eso es todo, y nada más.”
¡Ah! aquel lúcido recuerdo
de un gélido diciembre;
espectros de brasas moribundas
reflejadas en el suelo;
angustia del deseo del nuevo día;
en vano encareciendo a mis libros
dieran tregua a mi dolor.
Dolor por la pérdida de Leonora, la única,
virgen radiante, Leonora por los ángeles llamada.
Aquí ya sin nombre, para siempre.

Y el crujir triste, vago, escalofriante
de la seda de las cortinas rojas
llenábame de fantásticos terrores
jamás antes sentidos.  Y ahora aquí, en pie,
acallando el latido de mi corazón,
vuelvo a repetir:
“Es un visitante a la puerta de mi cuarto
queriendo entrar. Algún visitante
que a deshora a mi cuarto quiere entrar.
Eso es todo, y nada más.”

Ahora, mi ánimo cobraba bríos,
y ya sin titubeos:
“Señor —dije— o señora, en verdad vuestro perdón
imploro,
mas el caso es que, adormilado
cuando vinisteis a tocar quedamente,
tan quedo vinisteis a llamar,
a llamar a la puerta de mi cuarto,
que apenas pude creer que os oía.”
Y entonces abrí de par en par la puerta:
Oscuridad, y nada más.

Escrutando hondo en aquella negrura
permanecí largo rato, atónito, temeroso,
dudando, soñando sueños que ningún mortal
se haya atrevido jamás a soñar.
Mas en el silencio insondable la quietud callaba,
y la única palabra ahí proferida
era el balbuceo de un nombre: “¿Leonora?”
Lo pronuncié en un susurro, y el eco
lo devolvió en un murmullo: “¡Leonora!”
Apenas esto fue, y nada más.

Vuelto a mi cuarto, mi alma toda,
toda mi alma abrasándose dentro de mí,
no tardé en oír de nuevo tocar con mayor fuerza.
“Ciertamente —me dije—, ciertamente
algo sucede en la reja de mi ventana.
Dejad, pues, que vea lo que sucede allí,
y así penetrar pueda en el misterio.
Dejad que a mi corazón llegue un momento el silencio,
y así penetrar pueda en el misterio.”
¡Es el viento, y nada más!

De un golpe abrí la puerta,
y con suave batir de alas, entró
un majestuoso cuervo
de los santos días idos.
Sin asomos de reverencia,
ni un instante quedo;
y con aires de gran señor o de gran dama
fue a posarse en el busto de Palas,
sobre el dintel de mi puerta.
Posado, inmóvil, y nada más.

Entonces, este pájaro de ébano
cambió mis tristes fantasías en una sonrisa
con el grave y severo decoro
del aspecto de que se revestía.
“Aun con tu cresta cercenada y mocha —le dije—,
no serás un cobarde,
hórrido cuervo vetusto y amenazador.
Evadido de la ribera nocturna.
¡Dime cuál es tu nombre en la ribera de la Noche Plutónica!”
Y el Cuervo dijo: “Nunca más.”

Cuánto me asombró que pájaro tan desgarbado
pudiera hablar tan claramente;
aunque poco significaba su respuesta.
Poco pertinente era. Pues no podemos
sino concordar en que ningún ser humano
ha sido antes bendecido con la visión de un pájaro
posado sobre el dintel de su puerta,
pájaro o bestia, posado en el busto esculpido
de Palas en el dintel de su puerta
con semejante nombre: “Nunca más.”

Mas el Cuervo, posado solitario en el sereno busto.
las palabras pronunció, como virtiendo
su alma sólo en esas palabras.
Nada más dijo entonces;
no movió ni una pluma.
Y entonces yo me dije, apenas murmurando:
“Otros amigos se han ido antes;
mañana él también me dejará,
como me abandonaron mis esperanzas.”
Y entonces dijo el pájaro: “Nunca más.”

Sobrecogido al romper el silencio
tan idóneas palabras,
“sin duda —pensé—, sin duda lo que dice
es todo lo que sabe, su solo repertorio, aprendido
de un amo infortunado a quien desastre impío
persiguió, acosó sin dar tregua
hasta que su cantinela sólo tuvo un sentido,
hasta que las endechas de su esperanza
llevaron sólo esa carga melancólica
de ‘Nunca, nunca más’.”

Mas el Cuervo arrancó todavía
de mis tristes fantasías una sonrisa;
acerqué un mullido asiento
frente al pájaro, el busto y la puerta;
y entonces, hundiéndome en el terciopelo,
empecé a enlazar una fantasía con otra,
pensando en lo que este ominoso pájaro de antaño,
lo que este torvo, desgarbado, hórrido,
flaco y ominoso pájaro de antaño
quería decir granzando: “Nunca más.”

En esto cavilaba, sentado, sin pronunciar palabra,
frente al ave cuyos ojos, como-tizones encendidos,
quemaban hasta el fondo de mi pecho.
Esto y más, sentado, adivinaba,
con la cabeza reclinada
en el aterciopelado forro del cojín
acariciado por la luz de la lámpara;
en el forro de terciopelo violeta
acariciado por la luz de la lámpara
¡que ella no oprimiría, ¡ay!, nunca más!

Entonces me pareció que el aire
se tornaba más denso, perfumado
por invisible incensario mecido por serafines
cuyas pisadas tintineaban en el piso alfombrado.
“¡Miserable —dije—, tu Dios te ha concedido,
por estos ángeles te ha otorgado una tregua,
tregua de nepente de tus recuerdos de Leonora!
¡Apura, oh, apura este dulce nepente
y olvida a tu ausente Leonora!”
Y el Cuervo dijo: “Nunca más.”

“¡Profeta!” —exclamé—, ¡cosa diabolica!
¡Profeta, sí, seas pájaro o demonio
enviado por el Tentador, o arrojado
por la tempestad a este refugio desolado e impávido,
a esta desértica tierra encantada,
a este hogar hechizado por el horror!
Profeta, dime, en verdad te lo imploro,
¿hay, dime, hay bálsamo en Galaad?
¡Dime, dime, te imploro!”
Y el cuervo dijo: “Nunca más.”

“¡Profeta! —exclamé—, ¡cosa diabólica!
¡Profeta, sí, seas pájaro o demonio!
¡Por ese cielo que se curva sobre nuestras cabezas,
ese Dios que adoramos tú y yo,
dile a esta alma abrumada de penas si en el remoto Edén
tendrá en sus brazos a una santa doncella
llamada por los ángeles Leonora,
tendrá en sus brazos a una rara y radiante virgen
llamada por los ángeles Leonora!”
Y el cuervo dijo: “Nunca más.”

“¡Sea esa palabra nuestra señal de partida
pájaro o espíritu maligno! —le grité presuntuoso.
¡Vuelve a la tempestad, a la ribera de la Noche Plutónica.
No dejes pluma negra alguna, prenda de la mentira
que profirió tu espíritu!
Deja mi soledad intacta.
Abandona el busto del dintel de mi puerta.
Aparta tu pico de mi corazón
y tu figura del dintel de mi puerta.
Y el Cuervo dijo: “Nunca más.”

Y el Cuervo nunca emprendió el vuelo.
Aún sigue posado, aún sigue posado
en el pálido busto de Palas.
en el dintel de la puerta de mi cuarto.
Y sus ojos tienen la apariencia
de los de un demonio que está soñando.
Y la luz de la lámpara que sobre él se derrama
tiende en el suelo su sombra. Y mi alma,
del fondo de esa sombra que flota sobre el suelo,
no podrá liberarse. ¡Nunca más!